4.Feugarolles y Lompian. Lugares fundacionales

Presentación: Feugarolles, Lompian y los territorios de Adela. FEUGAROLLES, SU BAUTISMO. El pueblo a cuyo término pertenece Trenquelléon. Esta pequeña población está muy cerca del palacio, y se ve incluso desde los jardines de este. CONFIRMACIÓN DE ADELA en AGEN (1803). La preparación la hizo con las carmelitas, que todavía no tenían clausura ni signos externos. Así en una casa particular donde ellas viven, Adela pasa más de un mes, en un intenso retiro espiritual. Con la Revolución, se desacraliza la catedral San Esteban y se elige San Caprasio como nueva sede, que tarda en acondicionarse. Por eso, la celebración de la confirmación tuvo lugar en la capilla de la casa episcopal. FIGEAC. En este bello pueblo tuvo lugar (1808) el encuentro fortuito de la madre de Adela con el congregante Jacinto Lafón. Fue en el Hospicio, donde la baronesa visitaba a una amiga, y estaba también Lafon, profesor en el Liceo de la ciudad. La entrevista resultó decisiva para la correspondencia y posterior encuentro entre Adela y G.José Chaminade. 3.- LOMPIAN. Es este en su sencillez, el pequeño caserío y la iglesia, los que se llevan la palma en esta historia de territorios preparatorios de la fundación de Adela. Cerca del pueblo de Damazán, junto al río Garona. A cuatro horas andando desde Trenquelléon. Año 1806, en Lompian aparece el párroco, P. Juan Larribeau, cuya personalidad y entrega pastoral cautivan a Adela, y a quien se va a confiar espiritualmente de ahora en adelante. Con su ayuda y con los consejos de Chaminade desde Burdeos, fundará Adela la Pequeña Asociación primero, y luego soñará en una comunidad religiosa. Invitará a varias amigas, con quienes se carteará (el ejemplo más llamativo Águeda Diché a quien dedicará gran parte de su correspondencia de esos años). Esta etapa desemboca en un sueño, el Querido Proyecto, una nueva Vida religiosa. A partir de 1813, con sus amigas organizará retiros y momentos de encuentro en la pequeña población de Lompian, junto a la parroquia de Juan Larribeau, que estaba inscrito incluso como como congregante de la Inmaculada de Burdeos. Lompian será entonces el catalizador del momento decisivo.