Presentación: Desde hace unos cuantos años los marianistas hemos desarrollado diferentes iniciativas de obras de educación no formal en varios países y bajo formas muy diversas. Responden a necesidades que requieren una educación distinta a la escolar, o a situaciones en las que ésta no es posible. Constituyen un exponente de la creatividad de los marianistas, así como de las posibilidades que ofrece nuestra educación de adaptarse a esas situaciones particulares. Ya desde el principio, la Congregación fundada por el P. Chaminade y la Compañía de María atendieron este tipo de situaciones llevando a cabo tareas que hoy podríamos llamar de educación no formal. Se pueden destacar, entre otras, la obra de atención a los niños sin escolarizar de Burdeos o la de los “Amigos de la sabiduría”, o la de los deshollinadores (los Auverneses), unos niños que bajaban a la ciudad cada primavera paraejercer su oficio en condiciones lamentables. El mismo P. Chaminade se ocupó de ellos con una solicitud paternal y confió la dirección de la obra a uno de los primeros marianistas, el P. Collineau. Más adelante, y a lo largo de toda su historia, los colegios y escuelas fundados por la Compañía de María han llevado a cabo siempre numerosas actividades educativas no formales como complemento de las estrictamente escolares: clases para alumnos con dificultades, viajes y visitas culturales, deportes, campamentos y otras actividades al aire libre, etc. La cultura escolar de puertas abiertas y la pretensión de romper los rígidos muros del aula han estado siempre presentes en la educación marianista. Un buen ejemplo, ya de los primeros tiempos, lo constituyen las experiencias pioneras del P. Lalanne. Sin embargo, ha sido hace pocos años cuando este tipo de actividades ha cobrado especial relevancia, al constituirse en obras propiamente dichas con entidad propia. A ellas nos referimos cuando hablamos hoy en día de Educación No Formal, aun cuando sigan existiendo otras actividades patrocinadas por los colegios, universidades o parroquias